sábado, 21 de mayo de 2022

El artefacto olvidado.

 Los últimos años de Jeremías el Alquimista no fueron los mejores, los pasó mendigando un trozo de pan duro en los callejones de la capital mientras pasaba desapercibido entre la clase mas baja de los ciudadanos.

Hasta ese momento Jeremías estuvo al servicio de importantes nobles de la región de Sarovir los cuales pagaron parte de su riqueza para obtener los servicios del alquimista. 

Transmutaciones, artefactos, pócimas y material de guerra eran sus principales pedidos, pero en especial trece autómatas a los que a través de conocimientos  arcanos inbuyó vida propia. El pagador solicitó trece soldados bien armados sin corazón ni sentimientos para solucionar un conflicto de tierras.

 Justo en la última parte del proceso algo falló y Jeremías perdió el control de esos trece engendros mecánicos. En poco tiempo sembraron la destrucción en la zona, el alquimista desapareció con lo puesto al ver su cuello peligrar solo logrando salvar su vida mezclándose y viviendo como un pedigüeño. Poco a poco los autómatas se fueron apagando al terminarse la fuente alquímica que los mantenía en pie, a día de hoy ya nadie recuerda este trágico suceso al haberse localizado y fundido las doce creaciones de Jeremias y sus huesos quedar a merced de ratas y alimañas.... 





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