domingo, 24 de junio de 2012

Reglamento Mighty Monsters. Ganesha.


     El pasado sábado junto con los infatigables y eternamente pacientes Lluis y Carol probamos el reglamento Mighty Monsters de Ganesha, se trata de una de las ultimas novedades donde la principal baza del juego es poder llevar gigantescos seres que arrasan todo por donde pasan.
A diferencia de la mayoría de wargames, aquí no jugaremos con los típicos soldados, ni fantasiosos orcos ni elfos sino que gracias a un sencillo pero muy completo creador de monstruos tendremos la total libertad de confeccionar nuestro monstruo según acuerdo mutuo entre los jugadores del numero de puntos.




     El juego usa el motor de juego de la serie Song of Blades and Heroes de Ganesha, que muy habilmente Andrea, su creador ha sabido incorporar en toda su serie de juegos, esto nos das dos características básicas, calidad y combate que variaran según el tipo de tropa.

     Un cambio novedoso en estas reglas es que nuestros monstruos tendrán muy bien definidas sus partes del cuerpo, cada una con una calidad y combate diferente, es decir, para movernos usaremos la calidad de sus piernas, para atacar con garras usaremos las características de brazos, etc, y así hasta que saquemos los fatídico fallos que nos obligaran a pasar el turno.

     En definitiva, un simpático juego que nos ayudara a desconectar de reglamentos mucho mas densos en los que es fácil perderse entre paginas y paginas de tablas.

Muy recomendable.



[Mighty Monsters]. Infierno en el Pacifico


     Llevábamos cuatro días en la isla, la verdad es que pensábamos encontrar una dura resistencia por parte del ejercito imperial japones pero no sabemos por que extraña razón, el improvisado aeródromo estaba vacío. Parecía no llevar mucho tiempo abandonado, las reservas de comida en conserva seguían en buen estado y los almacenes de abastecimiento militar parecian intactos.
Desde el principio, supusimos que alguna orden del estado mayor habría evacuado la isla, pero estábamos muy equivocados.....



     Al atardecer del cuarto día, una serie de enormes sonidos salio de la frondosa selva, al principio parecía algún tipo de animal salvaje pero tanto el intenso volumen como el tipo de sonido no nos era común, ningún animal salvaje conocido era capaz de reproducir tal rugido.
A los pocos minutos, dos gigantescas bestias de aspecto reptiloide surgieron de entre las palmeras, nuestros cuerpos, endurecidos por la barbarie de la guerra, quedaron petrificados de horror al ver tales engendros de la naturaleza hasta que los gritos del comandante de la guarnición nos sacaron de nuestro asombro.
Gracias a nuestra severa instrucción, rápidamente reaccionamos ante tal amenaza y formando en grupo de fuego nos parapetamos en las cercanías del aeródromo.



     A los pocos minutos de su aparición, uno de los reptiles gigantes arraso la choza que albergaba la antena de radio, ahora nadie iba a saber nada de nuestro terrorífico encuentro, aunque igualmente, no creo que después de esto, quedase nadie en pie.
Rápidamente, el sargento Miller junto al soldado Barker subieron a uno de los jeeps armados con una ametralladora del calibre .50 e hicieron frente al otro de los reptiles, su valerosa acción sirvió para dar el tiempo necesario al comandante de tanque Lewis a encarar su Sherman contra el reptil y lanzar una serie de certeros proyectiles de capacidad perforante con la esperanza de dañar al monstruo.




     Tras agotar la munición del carro de combate, el reptil se tambaleo debido a las heridas sufridas y cayó al suelo causando un gran estruendo, los vítores de los hombres de la compañía Bravo se alzaron entre los gritos de pánico, era hora de enfrentarse al segundo reptil.

     Esta vez, el veterano carrista Lewis junto con el novato Albert al mando de un pequeño pero escurridizo  tanque Stuart se enfrentaron a su amenaza. Con un pequeño aliento de esperanza en sus almas, los hombres de la compañía lo dieron todo con tal de derribar al gigante que estaba dispuesto a asolar toda la base estadounidense. Mientras tanto, la bestia seguía destrozando todo a su paso y matando de forma horrible a los valientes soldados que no podía huir a tiempo de las infernales llamaradas que surgían de sus mandíbulas o eran aplastados sin piedad por unas garras nunca imaginadas.









     Con el fuego combinado de los vehículos, un pequeño cañón antitanque y los siempre fiables fusiles M1 Garant, al final el segundo reptil cayó abatido, el coste logístico del encuentro fue altísimo aunque nada parecido a la perdida de mas de la mitad de los hombres de la compañía.

     Los fuegos seguían ardiendo, los fusiles humeaban y los carros tenían el caño al rojo vivo cuando los fatigados y heridos supervivientes vieron con la cara desencajada de pánico como otra bestia saltaba de la espesura para caer entre sus filas, seguramente los dos reptiles abatidos eran su alimento del día y ahora el monstruo de afilados colmillos iba a reclamar su manjar, definitivamente, los miembros de la compañía Bravo estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado, en pocos minutos habían descendido varios escalones en la pirámide alimentaria de la naturaleza.....