jueves, 29 de septiembre de 2016

[Relato] La Plaga

Año del Señor 1644, Mayo.
A ocho millas de Coventry...

      La emboscada no estaba saliendo todo lo bien que hubiese querido Lauchlan. El curtido escocés estaba al mando de un pequeño grupo de “highlanders” en lado parlamentario.
Sus hombres no solían participar en los grandes enfrentamientos sino que se dedicaban a preparar emboscadas en terreno abrupto a cargamentos de material y pequeñas columnas de soldados enemigos que cruzaban confiados los tupidos bosques de la zona, también se les daba bien conseguir información para el grueso del ejercito y sabotear puentes y vados para ralentizar la marcha de los realistas.
Pero esta vez el asalto les estaba costando caro, su grupo de una veintena de batidores debía de emboscar unos carromatos cargados con mosquetes y piezas de artillería destinados a reforzar la zona de Marston Moor, algo sencillo pero una fuerte tormenta les impidió darse cuenta que a poca distancia llegaba un contingente de casi cien soldados a pie y una cincuentena de jinetes.

Después de una letal lluvia de proyectiles de sus arcos y unos pocos mosquetes los hombres de Lauchlan luchaban cuerpo a cuerpo contra la sorprendida dotación de los cañones cuando fueron sobrepasados por la columna de soldados y jinetes que llego en auxilio de sus compañeros.
Aunque la tarde no estaba muy avanzada la oscuras nubes tapaban los escasos rayos de sol y aprovechando la confusión del combate y al amparo de la oscuridad que se cernía sobre claro del bosque Lauchlan ordeno la retirada de sus hombres, la mitad de ellos habían muerto o sufrido graves heridas pero una docena consiguió escabullirse hacia unas laderas próximas siempre al amparo de los altos bosques de coníferas huyendo de sus ahora cazadores.

Dos horas mas tarde, extenuados a causa del combate y posterior carrera por unas sendas prácticamente intransitables, los escoceses se reagruparon en torno a su líder el cual recito unas antiguas palabras en su lengua natal para honrar a sus compañeros abatidos. Se tomaron un respiro para buscar en sus bolsas algo que llevarse a la boca e intentar reponer fuerzas. A lo lejos, Aidan, el mas joven del grupo diviso una pequeña villa de apenas media docena de cabañas que podría serviles de cobijo durante la tormenta y pasar la noche para trazar un nuevo plan durante la mañana.

La villa parecía abandonada aunque tampoco se esforzaron mucho en buscar a sus gentes ya que la tormenta al contrario de arreciar parecía que tomaba mas fuerza por momentos.
Lo primero que encontraron fue un viejo granero, los sacos estaban perfectamente amontonados, algunos tenían agujeros abiertos por roedores y el grano se esparcía a su alrededor.
Los hombres no tardaron en acurrucarse en los sitios que parecían mas cómodos, a pesar de que no creía que sus enemigos aún les estuvieran siguiendo Lauchlan organizó turnos de vigilancia, no podía correr el riesgo de verse sorprendidos en mitad de la noche con la guardia bajada.

Kellen, un habilidoso tirador ocupó un altillo con un ventanuco redondo que había sobre el portón principal de madera, desde esa posición veía perfectamente el exterior del granero y difícilmente seria visto, al menos desde lejos. Apoyo el largo mosquete sobre el ventanuco, regalo de un antiguo capitán por su fiereza en el campo de batalla e inconscientemente su mano atenazada por el frió y el agua se cerro fuertemente en la culata. Una sensación extraña le recorrió la espalda, seguramente era causa de las bajas temperaturas así que no le dio mas importancia.
La segunda guardia toco al curtido Bowan, siempre había sido como el hermano mayor de Lauchlan, le había enseñado todo lo que este sabia pero siempre denegó un cargo de líder, su tranquila vida como ganadero fue interrumpida por la guerra cosa que nunca se le dio mal. A diferencia de la mayoría de sus compañeros no usaba nunca armas a distancia, decía que eran de cobardes, para Bowan el sitio mas seguro en la batalla era junto a su inmensa espada claymore que manejaba con gran maestría Todo apuntaba a que sus dos horas de guardia se las pasaría limpiándola y secándola con gran cuidado cuando al poco rato de ponerse cómodo escucho un ruido sordo en el exterior, parecía estar acompasado con otro ruido de índole metálico, seguro que estos malditos realistas les habían encontrado!

La lluvia se había convertido en una ligera llovizna y esto ayudaba a aumentar la visión desde la ventana del granero. A la vez que oteaba la zona lanzó unos troncos junto a sus compañeros para alertarles y darles tiempo a que preparasen sus armas.
De repente sus ojos vieron algo que su mente no lograba a entender, a unos quince metros del edificio se acercaba pesadamente lo que parecía ser un campesino de la zona, su pierna izquierda estaba destrozada, brillantes puntas de hueso blanco asomaban por la carne entre los jirones de sus calzas, tenia el pie girado completamente hacia atrás arrastrándolo a cada paso. Su torso desnudo mostraba brutales signos de violencia, grandes desgarrones dejaban ver parte de sus tripas y sus delgados brazos y huesudas manos mantenían el peso de una guadaña de segar que dejaba un surco por el barro así como avanzaba. Su horrible rostro tenia la mandíbula desencajada y abundantes arañazos lo habían desfigurado.

Cuando Bowan bajo del altillo blanco como la luna llena sus compañeros no sabían la causa de la alarma pero ya estaban en pie y con sus armas preparadas para la amenaza que pudiera ser.

-Es el mismísimo diablo que viene a llevarnos, no tenemos escapatoria!- les grito al verlos.

Lauchlan haciendo gala de sus dotes de liderazgo tomo la situación y tras abrir un poco el portón y ver la abominación que avanzaba hacia ellos ordeno al joven Aidan que disparase una flecha con su arco de caza para abatir al demonio, de momento no quería abrir fuego con los mosquetes para no llamar a atención con un ruido excesivo.
El chico tuvo que hacer un gran esfuerzo al reprimir su miedo y temblores al ver a la cosa, ya estaba a menos de diez metros así que el tiro no supondría gran problema para él.

La flecha de plumas negras cruzo la noche para impactar en el rostro de la criatura, el disparo debería de haber sido letal pero sea lo que fuere continuaba su lento avanza hacia ellos, a cada paso alzaba mas y mas la guadaña como si estuviera en la estación de recoleta con la única diferencia que esta vez no tenia intención de segar grano sino sus cuerpos.

Seguidamente una segunda flecha atravesó completamente su torso, normalmente quedaban clavadas en sus objetivos pero parecía que el cuerpo estaba en un avanzado estado de descomposición. Este segundo disparo tampoco pareció afectar al inexorable avance del ser.

Con el miedo inicial superado, Bowen salio del granero corriendo con su claymore en posición de ataque, la inercia de la carga le dio ventaja en el enfrentamiento y pudiendo fácilmente esquivar la hoja de la guadaña asesto un tajo de arriba a abajo en su hombro izquierdo, el diablo quedo prácticamente partido por la mitad, la guadaña cayó al suelo y una segunda estocada directa al cuello secciono completamente la dañada cabeza del torso.

Después de la carga inicial el veterano quedo aturdido bajo la llovizna mirando sin pestañear a su enemigo hasta que sus compañeros salieron para ayudarle a volver al granero y recuperarse del estrés causado por la criatura.
Durante la siguiente media hora nadie dijo nada, todos estaban pensativos, incluso se dieron cuenta de que nadie de ellos había subido al altillo a vigilar por el ventanuco. Poco a poco los hombres empezaron a comentar entre ellos la situación, dos de ellos subieron para tener controlado el exterior y Lauchlan les aconsejo descansar hasta la salida del sol, mañana seria otro día y lo verían todo mucho mas claro. En las horas restantes de noche, nadie logro conciliar el sueño de nuevo.