El Sexto Hijo.

      De los seis hijos del barón Manrique se dice que el más joven nació con una terrible malformidad, su cuerpo estaba abotargado y creció de forma desmesurada. Para evitar que su cabeza aumentase hasta el punto de partirle el cuello se le embutió en un yelmo anclado con clavos ardientes a su cráneo. 

Lo mismo se le hizo a otras articulaciones y huesos de su maltrecho cuerpo para evitar que se partiese debido a ese crecimiento inhumano. Desde su terrible infancia quedó encerrado en una de las celdas más profundas del castillo familiar solo visitado muy de vez en cuando por una joven doncella ciega para llevarle algo de alimento. Las malas lenguas cuentan que, años después, esta doncella consiguió la llave del carcelero y logró liberar al  hijo maldito del barón huyendo ambos hacia el rincón más recondito del bosque de Sarovir.....