sábado, 13 de septiembre de 2014

[Relato] Tras las sombras.

Esta puerta era diferente a las demás.

     El grupo de intrépidos aventureros se hallaba frente a un enorme portón de madera de roble con oxidados refuerzos de hierro. En la parte superior se podían ver unos extraños símbolos los cuales Thaldasan el mago era incapaz de interpretar. No solo el aspecto de la puerta les detuvo sino que también un intenso hedor que emanaba a través de la madera causaba cierta inquietud al grupo.


     Hasta el momento, el descenso había transcurrido sin incidentes graves, desde que cruzaron la puerta de mármol del mausoleo del Conde Grywan, se habían topado con unas enormes pero inofensivas arañas de abundante pelo y una letal trampa de seguridad acertadamente descubierta por el pícaro Jeddek. Eso y los inertes restos de varios difuntos familiares de antaño del conde habían sido todos los problemas que les habían aparecido.

     Después de deliberar unos minutos, los aventureros se prepararon para cualquier imprevisto mientras Jeddek hacia bailar rápidamente su juego de ganzúas entre sus ágiles dedos y la herrumbrosa cerradura. Un ruido seco y metálico les anunció que los goznes habían quedado libres, ahora solo faltaba un empujón sobre la madera para que esta se abriera dejando entrever los secretos de esta habitación.

     Tras una corta disputa entre los dos miembros mejor acorazados del grupo, el propio Garrim, valeroso enano de las montañas del norte tomo la iniciativa y apoyando firmemente su hombro contra la madera, empujo con todas sus fuerzas.

     Apenas unos segundos después, la puerta cedía a la fuerza del barbudo aventurero. Todo pareció suceder a cámara lenta, así como se abría la puerta, una luz mortecina salio del interior de la habitación bañando al grupo de exploradores y emitiendo misteriosas sombras contra los muros a sus espaldas. Mientras esto sucedía, un inhumano y desgarrado grito golpeo los tímpanos de los aventureros y dos figuras de aspecto humanoide pero en un avanzado estado de putrefacción se lanzaron contra los primeros que cruzaron la puerta.

     Uno de los que recibió el primer impacto fue Garrin, mejor dicho, el pesado escudo del enano se interpuso entre las sucias mandíbulas del no-muerto carroñero y su cuerpo. El choque fue brutal pero gracias a la preparación del luchador, el carroñero salio rebotado en dirección contraria unos tres metros. Su rostro se había convertido en un amasijo de huesos y carne, su cuerpo por fin pudo disfrutar del descanso merecido.

     El segundo carroñero evito al enano pero se encontró con el pesado martillo de guerra de Koran, primer paladín de la corte. Con un ágil movimiento del antebrazo, el imponente humano de armadura brillante descargo un golpe sobre el pecho de la criatura que esta cayo al suelo con las costillas y columna vertebral hechas trizas.

    

Por detrás, Jeddek había cambiado las ganzúas por dos afiladisimas dagas resplandecientes y Thaldasan bajaba la guardia dispersando sin llega a usar uno de sus hechizos de combate.
Algo mas atrás, una estilizada sombra cubría la retaguardia del grupo con un arco largo de blanca madera que mantenía tensa una flecha de plumas negras. Su nombre era Earand, elfo de noble cuna llegado del Bosque de las Ánimas.
De nuevo, la amenaza no había sido del todo peligrosa, el grupo estaba bien preparado para este tipo de encuentros de modo que entraron en la nueva sala.
Esta vez parecían unas grandes bodegas, cinco enormes botas de madera cubrían la parte derecha, en la pared izquierda había unas destartaladas estanterías con útiles de cocina y el centro de la sala tenia una pesada rueda de piedra seguramente destinada a moler el grano de uva.
Los componentes del grupo, siempre atentos a cualquier sorpresa desagradable se dispersaron por la sala buscando cualquier signo de puerta oculta o mecanismo ya que no había ninguna puerta visible y no tenia lógica que su recorrido acabase aquí.
A los pocos minutos Jeddek aviso a sus compañeros con un peculiar silbido, al manipular uno de los estantes de la izquierda se desplazo una de las estanterías dejando libre unas escaleras que descendían en la oscuridad.
Parecía que aún les quedaba mucho por recorrer, que peligros aguardarían al grupo tras las sombras?

1 comentario:

  1. Cojonudo!!!! y sorprendente.
    Vaya sorpresita rica encontrarme con este relato

    Felicidades

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