Esta puerta era diferente
a las demás.
El grupo de intrépidos
aventureros se hallaba frente a un enorme portón de madera de roble
con oxidados refuerzos de hierro. En la parte superior se podían ver
unos extraños símbolos los cuales Thaldasan el mago era incapaz de
interpretar. No solo el aspecto de la puerta les detuvo sino que
también un intenso hedor que emanaba a través de la madera causaba
cierta inquietud al grupo.
Hasta el momento, el
descenso había transcurrido sin incidentes graves, desde que
cruzaron la puerta de mármol del mausoleo del Conde Grywan, se
habían topado con unas enormes pero inofensivas arañas de abundante
pelo y una letal trampa de seguridad acertadamente descubierta por
el pícaro Jeddek. Eso y los inertes restos de varios difuntos
familiares de antaño del conde habían sido todos los problemas que
les habían aparecido.
Después de deliberar
unos minutos, los aventureros se prepararon para cualquier imprevisto
mientras Jeddek hacia bailar rápidamente su juego de ganzúas entre
sus ágiles dedos y la herrumbrosa cerradura. Un ruido seco y
metálico les anunció que los goznes habían quedado libres, ahora
solo faltaba un empujón sobre la madera para que esta se abriera
dejando entrever los secretos de esta habitación.
Tras una corta disputa
entre los dos miembros mejor acorazados del grupo, el propio Garrim,
valeroso enano de las montañas del norte tomo la iniciativa y
apoyando firmemente su hombro contra la madera, empujo con todas sus
fuerzas.
Apenas unos segundos
después, la puerta cedía a la fuerza del barbudo aventurero. Todo
pareció suceder a cámara lenta, así como se abría la puerta, una
luz mortecina salio del interior de la habitación bañando al grupo
de exploradores y emitiendo misteriosas sombras contra los muros a
sus espaldas. Mientras esto sucedía, un inhumano y desgarrado grito
golpeo los tímpanos de los aventureros y dos figuras de aspecto
humanoide pero en un avanzado estado de putrefacción se lanzaron
contra los primeros que cruzaron la puerta.
Uno de los que recibió
el primer impacto fue Garrin, mejor dicho, el pesado escudo del enano
se interpuso entre las sucias mandíbulas del no-muerto carroñero y
su cuerpo. El choque fue brutal pero gracias a la preparación del
luchador, el carroñero salio rebotado en dirección contraria unos
tres metros. Su rostro se había convertido en un amasijo de huesos y
carne, su cuerpo por fin pudo disfrutar del descanso merecido.
El segundo carroñero
evito al enano pero se encontró con el pesado martillo de guerra de
Koran, primer paladín de la corte. Con un ágil movimiento del
antebrazo, el imponente humano de armadura brillante descargo un
golpe sobre el pecho de la criatura que esta cayo al suelo con las
costillas y columna vertebral hechas trizas.
Por detrás, Jeddek había
cambiado las ganzúas por dos afiladisimas dagas resplandecientes y
Thaldasan bajaba la guardia dispersando sin llega a usar uno de sus
hechizos de combate.
Algo mas atrás, una
estilizada sombra cubría la retaguardia del grupo con un arco largo
de blanca madera que mantenía tensa una flecha de plumas negras. Su
nombre era Earand, elfo de noble cuna llegado del Bosque de las
Ánimas.
De nuevo, la amenaza no
había sido del todo peligrosa, el grupo estaba bien preparado para
este tipo de encuentros de modo que entraron en la nueva sala.
Esta vez parecían unas
grandes bodegas, cinco enormes botas de madera cubrían la parte
derecha, en la pared izquierda había unas destartaladas estanterías
con útiles de cocina y el centro de la sala tenia una pesada rueda
de piedra seguramente destinada a moler el grano de uva.
Los componentes del
grupo, siempre atentos a cualquier sorpresa desagradable se
dispersaron por la sala buscando cualquier signo de puerta oculta o
mecanismo ya que no había ninguna puerta visible y no tenia lógica
que su recorrido acabase aquí.
A los pocos minutos
Jeddek aviso a sus compañeros con un peculiar silbido, al manipular
uno de los estantes de la izquierda se desplazo una de las
estanterías dejando libre unas escaleras que descendían en la
oscuridad.
Parecía que aún les
quedaba mucho por recorrer, que peligros aguardarían al grupo tras las sombras?
Cojonudo!!!! y sorprendente.
ResponderEliminarVaya sorpresita rica encontrarme con este relato
Felicidades