Como cada año por estas fechas llega la Navidad al condado de Sarovir el frío atenaza tanto a personas como ganado, la escasa cosecha ha sido recogida y las despensas se pondrán a prueba para resistir hasta la llegada de la primavera. Dentro de la tristeza y oscuridad de la estación invernal al menos se intenta dar algo de calor a los desolados corazones de las familias de la región.
Vienen unos meses de guarecerse tras las paredes de las casas y salir lo mínimo aprovechando los tímidos rayos de sol que arañan el plomizo cielo. La monotonía de las jornadas y la escasa luz diurna hace que la llegada de la Navidad sea un oasis de esperanza en la larga estación helada.
Realmente la navidad no da tregua a las penurias, pero sí que algunas granjas cercanas se unen en la más grande de la zona y cada familia aporta lo que buenamente puede para intentar conseguir una brizna de alegría a sus cenicientas vidas y sobre todo mantener el espíritu de comunidad unida frente a la adversidad.
Esta costumbre, que viene realizándose desde mucho tiempo atrás, tiene sus riesgos y no pocos, las gentes intentan desplazarse en grupo y a ser posible temerosos de una criatura que cada año se aventura fuera del oscuro bosque, unos dicen que es una bestia, otros un demonio, pero todos coinciden en la existencia de ser de maligno que representa todo lo contrario a la navidad y solo los más valientes se atreven a mencionar su nombre, Krampus...
Los ancianos de la zona ya escucharon estas historias de sus ancianos, no se sabe muy bien de que se trata, parece una entidad cargada de odio y rencor que sale de su lóbrego escondite acompañado de grandes gusanos que devoran todo lo que encuentran a su paso. Unos dicen que tiene largos cuernos, otros, fauces huesudas, otros tantos hablan de su pelo enmarañado y fuerte olor nauseabundo a almizcle y estiércol. Como siempre ocurre en este tipo de leyendas cualquier referencia se ha transmitido de forma oral de ancianos a jóvenes, todos ellos testigos indirectos y nadie ha conseguido aportar pruebas de su existencia, pero lo que si es cierto es que algunos de los aldeanos que se trasladan a otras granjas a celebrar la navidad nunca llegaron a su destino.
Sea como sea, ahora es tiempo de navidad y la leyenda del Krampus vuelve a coger fuerza.